Después de cuatro meses de trabajo nuestros nuevos pecados ya están en cajas, preparados para ser presentados hoy en la padronesa sede de A Pementeira.
Cuando comenzamos este proyecto uno de nuestros objetivos era crear productos diferentes, hechos en Galicia, con materia prima gallega y elaborados de manera artesanal. Empezamos a pensar en los elementos que ayudan a construir el imaginario social de la gastronomía gallega, no tardamos ni dos minutos en decir a la vez: «Pimientos de Herbón». Creo que junto con el pulpo y el licor café son un referente en la mente de los consumidores, que los identifican claramente como algo nuestro, convirtiéndolos en iconos de nuestra tierra; no hay más que ver la cantidad de camisetas que a través de la creatividad estampada juegan con sus nombres y dibujos.
Otro de nuestros objetivos era poner en valor el trabajo de artesanos y agricultores, recompensarles su esfuerzo pagándoles lo justo y ayudándeles a llegar nuevos mercados a través de una apuesta innovadora pero con toda la esencia de la tradición.
Cuando dije que quería hacer un bombón de Pimientos de Herbón muchos me llamaron loco, otros me pusieron cara de asco e incluso me invitaron a dejar de hacer cosas raras. Pero como saben los que me conocen me paso la vida intentando encontrar rarezas y cada vez que encuentro una dedico todos mis esfuerzos a potenciarla y promocionarla, porque lo diferente es único, exclusivo y difícil de imitar.
Tal vez todo esto hubiera quedado en saco roto si no me hubiera encontrado con Mila y sus compañeras de A Pementeira. Mi cabezonería me llevó a proponerles hacer un bombón a partir de sus estupendas mermeladas de pimiento de Herbón, mi sorpresa fue que no se resistió, más bien todo lo contrario, ella había pensado en lo mismo. Así que llegar a un acuerdo fue muy fácil.
Después de varias pruebas para debatir sobre si tenían que ser picantes o no, si deberían de estar cubiertos de chocolate con leche o chocolate negro, si el acabado era mejor rugoso o liso… Después de decidir que tenían que ser naturales, sin conservantes ni colorantes, que tenían que tener sabor a pimiento en la primera entrada en boca, fundirse luego con la profundidad del chocolate negro para dejar un retrogusto picante en nuestro paladar al final del proceso. Creo que lo hemos logrado.
Seguramente algunos pensarán que intentamos imitar a otros que ya han creado productos a partir de este preciado manjar. La respuesta es no.
El primero de los elementos que diferencian este producto de otros que se hayan creado a partir de los famosos pimientos es que nosotros no utilizamos el nombre de Padrón como reclamo sino el de Herbón que es de donde procede el 60% de la materia prima que compone el bombón.
El segundo punto es que nosotros hacemos partícipes a las agricultoras que forman A Pementeira, tanto en el proceso de produción, como en la comercialización del producto, algo que haremos conjuntamente.
Y por último pero no menos importante, por esta historia que llevaba tiempo en mi cabeza y que hermana al chocolate con los pimientos de Herbón.
Los Mayas celebraban un festival cada mes de Abril una gran fiesta donde los sacrificios, los regalos y las ofrendas eran la mejor forma de honrar al dios Kukulkan por haberles entregado el cacao.
Los Aztecas, otra de las grandes civilizaciones que problaban lo que hoy conocemos como Méjico, atribuían al dios Quetzalcoalt el haber regalado a su pueblo el cacao para que éstos disfrutasen de él al igual que los hijos de Sol lo hacían. Sabemos que este pueblo cultivaba el cacao hace más de 2500 años; su nombre viene de la palabra «cacaualt» (jugo amargo), mientras que chocolate viene de «Chocol» (Caliente, Agua).
Los Aztecas habían aprendido de los Mayas a cultivar y a elaborar esta «bebida de los dioses» que por aquel entonces era una bebida reconstituyente, revigorizante con la que aumentaban el apetito sexual, la vigorosidad o paliaban problemas de desnutrición.
El Cacao llegó a ser tan importante que funcionaba como moneda de cambio en este territorio e incluso más allá de sus fronteras, su importancia fue tal que aún después de la Conquista Española se seguía utilizando este sistema; valga como referencia que Hernán Cortés pagaba a sus soldados con cacao. El Cacao servía para pagar tributos a al empreador Azteca Moctezuma y ese valor no le fue ajeno a los españoles que a principios del s. XVI decidieron traerlo a España para usarlo como medicina y revitalizador para la nobleza durante el reinado de Carlos V; aunque después su uso extendería por todo el territorio sin importar la condición social.
Para los Mayas el cacao suponía una conexión con el inframundo, la unión del día y la noche.
Tanto los Mayas como los Aztecas mezclaban el cacao con agua, miel y especias (guindilla, canela y pimienta) lo que la convertía en una bebida fuerte. Esta práctica ha inspirado el hábito de tomar el chocolate con un toque picante de guindilla. Algo que hemos querido trasladar con nuestra receta. Recuperar la esencia del cacao puro y el efecto picante en perfecta conjunción.
Desde Méjico regresaron a España los Franciscanos en el s. XVII, una colonia que se instaló en el Convento de San Antonio de Herbón decidió plantar en su huerto semillas traídas del estado de Tabasco. En el s. XVIII los monjes comercializaban el pimiento seco y molido, ello les suponía una importante fuente de ingresos para sus arcas.
Y es aquí donde estos dos productos procedentes de Méjico estaban condenados a encontrarse en el laberinto de mi cabeza; maridando perfectamente la pureza del chocolate negro con la naturaleza picante del Pimiento de Herbón.
Lo mejor de todo es que no sólo hemos creado un producto para que disfrute el paladar; también, por su alto contenido en teobromina es una medicina que ayuda a estar feliz, a dar vigor, a nutrir y alimentar. Además, este toque picante te ayudará a activar el sistema nervioso simpático, que mantine el cuerpo alerta para actuar en situaciones de emergencia: incrementado la frecuencia cardíaca, estimulación de las glándulas sudoríparas, dilatación de pupilas y bronquios. Pero no solo eso, también nos excita, nos ayuda a perder peso y reduce los niveles de colesterol y triglicéridos.
Cada una de nuestras cajas contiene 10 Pecados Picantes de A Pementeira, el sabor del chocolate negro hecho en Galicia y la esencia de los Pimientos de Herbón.
Despois de catro meses de traballo os nosos novos pecados xa están en caixas, preparados para ser presentados hoxe na padronesa sede da Pementeira.
Cando comezamos este proxecto un dos nosos obxectivos era crear produtos diferentes, feitos en Galicia, con materia prima galega e elaborados de maneira artesanal. Empezamos a pensar nos elementos que axudan a construír o imaxinario social da gastronomía galega, non tardamos nin dous minutos en dicir á vez: «Pementos de Herbón». Creo que xunto co polbo e o licor café son un referente na mente dos consumidores, que os identifican claramente como algo noso, converténdoos en iconas da nosa terra; non hai máis que ver a cantidade de camisolas que a través da creatividade estampada xogan cos seus nomes e debuxos.
Outro dos nosos obxectivos era poñer en valor o traballo de artesáns e agricultores, recompensarlles o seu esforzo pagándolles o xusto e axudándolles a chegar a novos mercados a través dunha aposta innovadora pero con toda a esencia da tradición.
Cando dixen que quería facer un bombón de Pementos de Herbón moitos me chamaron tolo, outros puxéronme cara de noxo e mesmo me convidaron a deixar de facer cousas raras. Pero como saben os que me coñecen pásome a vida tentando atopar rarezas e cada vez que atopo unha adedico todos os meus esforzos en potenciala e promocionala, porque o diferente é único, exclusivo e difícil de imitar.
Talvez todo isto quedase en saco roto se non me atopase con Mila e as súas compañeiras da Pementeira. A miña tolería levoume a propoñerlles facer un bombón a partir das súas estupendas marmeladas de pemento de Herbón, a sorpresa foi que non se resistiu, máis ben todo o contrario, ela pensara no mesmo. Así que chegar a un acordo foi moi sinxelo.
Despois de varias probas para debater sobre se tiñan que ser picantes ou non, se deberían de estar cubertos de chocolate con leite ou chocolate negro, se o acabado era mellor rugoso ou liso… Despois de decidir que tiñan que ser naturais, sen conservantes nin colorantes, que tiñan que ter sabor a pemento na primeira entrada en boca, fundirse logo coa profundidade do chocolate negro para deixar un retrogusto picante no noso padal ao final do proceso. Creo que o logramos.
Seguramente algúns pensarán que tentamos imitar a outros que xa crearon produtos a partir deste prezado manxar. A resposta é non.
O primeiro dos elementos que diferencian este produto doutros que se crearon a partir dos famosos pementos é que nós non utilizamos o nome de Padrón como reclamo senón o de Herbón que é de onde procede o 60% da materia prima que compón o bombón.
O segundo punto é que nós facemos partícipes ás agricultoras que forman A Pementeira, tanto no proceso de produción, como na comercialización do produto, algo que faremos conxuntamente.
E por último pero non menos importante, por esta historia que levaba tempo na miña cabeza e que vencella ao chocolate cos pementos de Herbón.
Os Maias celebraban un festival cada mes de Abril, unha gran festa onde os sacrificios, os agasallos e as ofrendas eran a mellor forma de honrar ao deus Kukulkan por entregarlles o cacao.
Os Aztecas, outra das grandes civilizacións que problaban o que hoxe coñecemos como México, atribuían ao deus Quetzalcoalt o regalar ao seu pobo o cacao para que estes gozasen del do mesmo xeito que os fillos de Sol facíano. Sabemos que este pobo cultivaba o cacao hai máis de 2500 anos; o seu nome vén da palabra «cacaualt» (mollo amargo), mentres que chocolate vén de «Chocol» (Quente, Auga).
Os Aztecas aprenderan dos Maias a cultivar e a elaborar esta «bebida dos deuses» que por aquel entón tiña poder reconstituinte, que aumentaba o apetito sexual, a vigorosidade ou paliaban problemas de desnutrición.
O Cacao chegou a ser tan importante que funcionaba como moeda de cambio neste territorio e mesmo máis aló das súas fronteiras, a súa importancia foi tal que aínda despois da Conquista Española seguíase utilizando este sistema; valla como referencia que Hernán Cortés pagaba aos seus soldados con cacao. O Cacao servía para pagar tributos ao empreador Azteca Moctezuma e ese valor non lle foi alleo aos españois que a principios do s. XVI decidiron traelo a España para usalo como medicina e revitalizador para a nobreza durante o reinado de Carlos V; aínda que despois o seu uso se estendería por todo o territorio sen importar a condición social.
Para os Maias o cacao supoñía unha conexión co inframundo, a unión do día e a noite.
Tanto os Maias como os Aztecas mesturaban o cacao con auga, mel e especias (guindiña, canela e pementa) o que a convertía nunha bebida forte. Esta práctica inspirou o hábito de tomar o chocolate cun toque picante de guindiña. Algo que quixemos trasladar coa nosa receita. Recuperar a esencia do cacao puro e o efecto picante en perfecta conxunción.
Desde México regresaron a España os Franciscanos no s. XVII, unha colonia que se instalou no Convento de San Antonio de Herbón decidiu prantar no seu horto sementes traídas do estado de Tabasco. No s. XVIII os monxes comercializaban o pemento seco e moído, iso supoñíalles unha importante fonte de ingresos para as súas arcas.
E é aquí onde estes dous produtos procedentes de México estaban condenados a atoparse no labirinto da miña cabeza; maridando perfectamente a pureza do chocolate negro coa natureza picante do Pemento de Herbón.
O mellor de todo é que non só creamos un produto para que goce o padal; tamén, polo seu alto contido en teobromina é unha medicina que axuda a estar feliz, a dar vigor, a nutrir e alimentar. Ademais, este toque picante axudarache a activar o sistema nervioso simpático, que manten o corpo alerta para actuar en situacións de emerxencia: incrementado a frecuencia cardíaca, estimulación das glándulas sudoríparas, dilatación de pupilas e bronquios. Pero non só iso, tamén nos excita, axúdanos a perder peso e reduce os niveis de colesterol e triglicéridos.
Cada unha das nosas caixas contén 10 Pecados Picantes de A Pementeira, o sabor do chocolate negro feito en Galicia e a esencia dos Pementos de Herbón.